miércoles, 11 de febrero de 2009

SI

Si eres hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en pan
(Mateo 4:3)


Por Víctor Cruz

Muchas veces, después de disfrutar de momentos de dulce comunión con Dios, somos sacudidos por perturbadoras pruebas. Esa fue la experiencia del Salvador. Después de la memorable ceremonia bautismal, cuando aun razonaban en sus oídos las solemnes palabras anunciando su filiación divina, Satanás vino a su encuentro.

Jesús pasaba por un momento de gran extenuación física y mental. Durante cuarenta días había ayunado y orado, preparándose para el ministerio que habría de ejercer hasta el sacrificio. Débil y macilento, fue acosado por el tentador. Utilizando la conjunción “si”, Satanás inicio la embestida, sembrando la duda: “Si eres Hijo de Dios”…, dijo el adversario.

Trascurriendo poco más de tres años y, otra vez, Satanás empleó la misma conjunción. Jesús sufría la agonía de la cruz. Una turba inflamada por viles pasiones, incitada por las puertas del infierno, vociferaba: “Si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz”. Jesús podía demostrar su poder descendiendo, acompañado por una legión de ángeles. Pero si lo hacia, ninguna esperanza quedaría para la raza caída.

Transcurrieron los siglos y Satanás todavía utiliza la misma conjunción “si” como parte de su estrategia engañadora. Cuántas veces susurra: “Si la Biblia fuera confiable”… “Si Dios fuera justo, el inocente no sufriría…” Y así, con astucia y engaño, insinúa la duda y la incertidumbre.

Pero, en contraste con este uso negativo del “si”, las escrituras Sagradas presentan innumerables ejemplos donde la misma conjunción es usada de forma positiva.

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados”.

“Si puedes creer, al que cree todo lo es posible”

“Si tuviereis fe como un grano de mostaza… nada os será imposible”.

“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor… serás salvo”.

Apoyados en estas gloriosas promesas, que se asientan en la condición positiva de la conjunción “si”, disfrutemos en este día el gozo de la paz y alegría que Cristo ofrece”.

El cooperativismo que practicamos en el IDECOOP es el cooperativismo de Cristo, dile “si”, sí.

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