Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí (Juan 5:39)
Por Víctor Cruz
Hay diversas maneras de leer la Biblia, pero solamente una produce beneficios reales. H. P. Barker, un maestro en ilustraciones, describió cierta vez tres cosas que vio en un jardín. La primera que llamó su atención fue una mariposa que con sus lindos colores iba de flor en flor, tocándolas levemente en un vuelo nervioso, sin sacar de ellas ningún beneficio. Después de la mariposa ser acercó un botánico con un gran cuaderno, una regla y un microscopio. Gastó algún tiempo en cada flor, examinando las diferentes especies. Hizo abundantes anotaciones, pero al terminar su trabajo su conocimiento estaba sintetizado en un cuaderno; poquísimo quedó retenido en su mente. Entonces apareció una laboriosa abeja, penetró en una flor aquí, en otra allí, retirándose de cada flor cargada del néctar con el cual produciría la miel. Llegó vacía, pero al retirarse llevaba algo consigo.
Algunos leen la Biblia saltando como la mariposa, de un pasaje favorito a otro, sacando un limitado provecho de lo que leen. Otros a semejanza del científico, la estudian con espíritu crítico; hacen sus anotaciones, pero no alimentan al espíritu. Y hay otros que, como la abeja, toman tiempo para extraer del sagrado Libro el néctar inspirado.
Jesús dio gran valor al esfuerzo por extraer de la Palabra el alimento para el espíritu. “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”.
Fuera de toda duda, Jesús se refería al Antiguo Testamento, y sus palabras tiene que ver con una verdad que a veces tratamos de ignorar, a veces tratamos de ignorar, a saber: todas y cada una de las diferentes partes de la Biblia contienen algo relacionado con Jesús. No sólo los Evangelios y las epístolas, sino también la Ley, los Salmos y los Profetas nos hablan directa o indirectamente de Cristo. Porque no examinamos debidamente sus enseñanzas, porque no exploramos exhaustivamente sus tesoros, no percibimos en sus símbolos, en sus leyes y en las exhortaciones de sus profetas las sublimes referencias a Jesús el Mesías.
“¡Oh, escudriñen la Biblia con un corazón hambriento de alimento espiritual!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario