martes, 19 de mayo de 2009

LOS RECURSOS INFINITOS DE LA ORACIÓN

Cercano esta Jehová a todos los que lo invocan, a todos los que lo invocan de veras
(Salmo 145:18)

Por Víctor Cruz
Sería interesante leer la Biblia anotando las cosas extraordinarias que ocurrieron cuando hombres y mujeres se arrodillaron en oración. Cuando Moisés oró, Israel prevaleció. Elías oró y durante tres años y seis meses la tierra sufrió las angustias de una sequia destructiva. Y oró otra vez y la lluvia descendió generosa y refrescante sobre la tierra, haciendo germinar sus frutos. Porque oró, Daniel fue más poderoso que el rey. Escudados por la oración, los tres hebreos fueron protegidos dentro del horno de fuego ardiente. El poder de la oración se sintió también cuando Pablo y Silas oraron y los fundamentos de la tierra temblaron y las puertas de la cárcel se abrieron.

La reina María Estuardo temía mas las oraciones de Juan Knox que a un ejército de hombres. De su sala de oración se derivaron corrientes de luz que iluminaron el mundo.

Jorge Muller, más conocido por sus triunfos basados en el poder de la oración, fue un piadoso filántropo que tenía pocas monedas en su bolsillo cuando Dios lo llamó para construir un refugio para los huérfanos. Sin contarle a nadie sus necesidades, sino a Dios, se propuso construir cinco grandes edificios para acoger a dos mil huérfanos. Recogió aproximadamente siete millones de dólares para la construcción de esos edificios y los huérfanos bajo sus cuidados nunca pasaron hambre.

Dice un pastor: “el único interés de Satanás es apartar a los creyentes de la oración. Él no teme los gabinetes pastorales, ni el trabajo, ni la religión donde no se ore. Se burla de nuestros esfuerzos y de nuestra sabiduría, pero tiembla cuando oramos”.

“Nuestro padre celestial está preparando para derramar sobre nosotros la plenitud de sus bendiciones. Es nuestro privilegio beber abundantemente en la fuente de amor infinito. ¡Qué extraño que oremos tan poco! Dios esta pronto y dispuesto a oír la oración sincera del más humilde de sus hijos, y sin embargo, hay de nuestra parte mucha cavilación para presentar nuestras necesidades delante de Dios”.

Dios pone a nuestra disposición sus riquezas infinitas; entonces ¿Por qué vagamos como
indigentes espirituales?

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