jueves, 7 de mayo de 2009

EL MILITANTE POLÍTICO ELITE DEL PUN

Por Guillermo Pimentel

Una organización política; con una concepción filosófica y doctrinal; concebida para grandes transformaciones de la sociedad Dominicana, en la cual nos ha tocado vivir, es de suponer que el militante elite de esta organización debe de tener delimitado disciplinariamente. Su accionar político del día a día, sin importar ningún tipo de responsabilidad económica, responsabilidades contractuales, ocupaciones diversas, diversión, descanso, esparcimiento, etc., para dedicarse a construir el partido con la capacidad de transformar las mentes de una gran parte de los dominicanos y dominicanas.

En el PUN queremos desarrollar este tema dando explicación, coherente de la vida de un político, que claro está, eligió una carrera difícil, de muchos sacrificios, de no recompensas económicas, de una alta vocación de servicios, de una paz y ciencia en recibir continuamente, múltiples problemas a resolver, de conflictos diversos, en fin condiciones naturales de una vida política nacional y porque no supranacional.
El militante comienza primero siendo miembro adherente a la medida que se integra a una actividad de ámbito político que se caracteriza por la defensa de una ideología de un propósito común, en el caso particular de nuestro partido, ideológicamente cristiano, políticamente practicante de la acción de unidad, este personaje social, es el militante, es producto de la sociedad moderna, su fin exclusivo es la defensa de sus parámetros ideológicos en el día a día.
La conceptualización del militante, nace con una clara definición que son minorías extremadamente organizadas y disciplinadas la que dirigen, las masas participantes en todos los acontecimientos políticos. Por tal motivo debemos entender que existe la diferencia clara entre “el miembro adherente” y el “militante”, uno de ellos pasa de la acción pasiva a la acción activa de donde podemos deducir el surgimiento de las minorías militantes de una organización política, es propia de la pequeña burguesía y comerciantes.
De ahí que, debemos decir que un día de labor, de un militante político, es diametralmente opuesto a un día de labor de un comerciante o asalariado: un militante político se reúne, coordina actividades, plantea la forma de resolver problemas, fija reuniones, busca recursos material y económico, distribuye entre sectores de escasos recursos lo bienes obtenidos por su gestión, busca conocimientos a través de la lectura, instruye y realiza formación ideológica, su fin cambiar el estado de conciencia de los ciudadanos dominicanos de ambos sexos.

Aquí les dejo este artículo de reflexión sobre el tema: EL MILITANTE, escrito por el señor José M. Minaya, extraído del internet, donde expresa con suma claridad concepto propio del militante: El dirigente se mueve detrás de un cargo o puesto público, de un cheque (botella) sin cumplir ninguna función, de un solar (terreno público), entre otras anteponiendo el interés personal al colectivo. El militante en cambio se mueve detrás de las ideas, de los proyectos de nación y se entrega de manera desinteresada al servicio público, con grandes sueños, sacrificios y duras luchas por el logro de la justicia y el bienestar social. Necesitamos militantes utópicos, no dirigentes movidos por la necesidad de la subsistencia. La utopía deja de serla cuando se pone toda la voluntad y empeño al servicio de su realización.

Cuando se habla de la crisis en el sistema de partidos, o dicho de otro modo, de la partidocracia se está hablando, también, aunque de manera implícita de una crisis de la moralidad dirigencial. Para muchas personas la actividad política es de conveniencia y oportunidad. De conveniencia, en el nivel medio y de base, afiliarse en una organización con mayor probabilidad de triunfo sin importar si las acciones que se encaminarían beneficiarán a la mayoría. De oportunidad, como dije antes, para conseguir un empleo, botella (recibir un cheque mensual sin ejercer ningún empleo público) un solar (pedazo de tierra que podría ser utilizado para construir una vivienda, o acumular capital) En el nivel más alto, la conveniencia indica una alianza con un partido que, al ganar las elecciones, asignaría puestos de trabajo dirigenciales en la administración pública y parte del botín Estatal, y esto, también, representa la oportunidad.

La importancia de una redefinición del militante surge como consecuencia del grado de ineficiencia y corrupción existentes en las instituciones. La crisis de la partidocracia y la crisis de la participación política indican el porqué de la importancia. La primera es generada por la ambición de poder y el ego individualista de los partidos , y la segunda provocada por una crisis moral y ética de los dirigentes la cual produce un cansancio y desgano en la psiquis social de los individuos que resulta en un aislamiento o separación total del sistema de partidos. Estas dos crisis pueden resultar catastróficas para el sistema si se deja que sigan su curso de manera progresiva.

Cada vez son más los hombres y mujeres sin partidos. Los que no tienen afiliación alguna y no desean escuchar ni ver nada que parezca a política.
El debilitamiento paulatino de los partidos importantes se origina por la falta de cuota de poder, y esto obliga a sus dirigentes a realizar acuerdos que garanticen posiciones en el aparato público o Estatal porque desde ahí, los altos dirigentes, pueden mantener a sus miembros cohesionados en torno a la organización. Pero esto, además, crea nuevos grupos de privilegiados que agudizan choques y crisis de poder a otros niveles.

Cuando se alternan en el poder los partidos políticos, en la mayoría de los casos, se alternan, también, los dirigentes, pero esto en vez de fortalecer la democracia, fortalece el sistema de privilegios de los grupos o partidos que obtienen el control del Estado.

La partidocracia vive en una constante desintegración. Esta desintegración se comprueba cuando altos dirigentes deciden renunciar para formar nuevos grupos o se aíslan deliberadamente jugando al fracaso de la estructura partidaria porque el juego político, en alguna coyuntura los ha dejado fuera del negocio.

La formación de nuevos grupos les da la oportunidad de reintegrarse al juego con capacidad de negociación, aunque sea, como dijo Juan Bosch, “es mejor ser cabeza de ratón y no cola de león”. El lenguaje político utilizado por los partidos tradicionales que se desenvuelven en el sistema es el de la negociación. No el de la negociación para lograr medidas que afecten positivamente a la sociedad; sino mas bien, las que establezcan los parámetros para la distribución del pastel del estado a expensas de la ignorancia y la pobreza de los otros.

Las actitudes y/o acciones políticas y la manera de hacer y lograr los objetivos particulares de cada político o partido político es lo que ha hecho que cada persona como miembro de la sociedad desee alcanzar un puesto para corromperse y cuando llegan se convierten en un instrumento del sistema corrupto que niega todo tipo de valor y principio y ustedes ven hoy como los legisladores nuestros discuten afanosamente en la Reforma Constitucional el tema del Derecho a la Sangre.
La sociedad va hacia donde la clase política-dirigente dominante quiere que esta vaya. Y esta, la clase política, ha impuesto valores no morales como parámetros a seguir. ¿Cuáles son esos valores que se han impuestos? Sencillamente, que el poder hay que alcanzarlo a toda costa. Que hay que obtener dinero para tener privilegios, el regateo político, etc. De esta manera se crea una sociedad que se corrompe y corrompe, degenerando en un sistema que podemos bautizar como el sistema de los corruptos.

El militante político no negocia puestos o empleos en la administración pública; negocia un programa para la creación de empleos para todo individuo apto para el trabajo. No se negocia un solar para tal o cual seguidor; se respalda un programa de construcción de viviendas para familias que las necesiten. No se negocia fundas de alimentos para los seguidores; se establecen métodos para bajar los precios de los alimentos a toda la sociedad. El dirigente político trabaja y piensa en lo particular. El militante político trabaja y piensa para satisfacer las necesidades a nivel general. Porque como dijo, también, Juan Bosch “quien no vive para servir; no sirve para vivir”, el tema nos dice que el que sirve sirve y el que no sirve no sirve.

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