lunes, 18 de mayo de 2009

OSTENTACIÓN RELIGIOSA

Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles… mas tú… entra en tu aposento y… ora a tu Padre
(Mateo 6:5, 6)

Por Víctor Cruz

Necesitamos estar siempre atentos en nuestras prácticas religiosas para que no se vuelvan hipócritas, sino que sean la expresión legítima de los sentimientos de nuestro corazón.

En el magistral sermón del monte, Jesús exhortó a sus oyentes previniéndolos contra algunos errores prevalecientes entre los religiosos de sus días:

“No seas como los hipócritas”, aconsejó. La palabra hipócrita era usada entre los griegos para designar a los actores que, en su representación teatral, usaban disfraces y máscaras. Disimulaban, así su identidad. Por eso el empleo generalizado que Jesús hizo de dicha palabra al clasificar como hipócritas a todos los religiosos fingidores, quienes exhibían una piedad simulada y engañosa.

El salvador sabía muy bien que la finalidad de los hipócritas que amaban el “orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles” era la ostentación religiosa, desprovista de la sinceridad. Por eso la exhortación: “No seas como los hipócritas”.

Los judíos tenían tres horas específicas durante el día para orar. Los hipócritas trataban de estar en esas horas en los lugares donde el pueblo se concentraba, para ostentar sus hábitos religiosos.

Todavía hoy los musulmanes – estén en casa, en el trabajo- al sonar la hora indicada extienden en el suelo una pequeña alfombra, se postran sobre ella y oran. Solo después continúan sus actividades seculares.

El Talmud de Babilonia dice que había personas que quedaban a veces tres horas de pie orando en lugares públicos.

Leyendo la palabra vemos que el deseo de Jesús fue evitar esa costumbre censurable entre sus seguidores. Por eso nos orienta a que cultivemos la piedad genuina en la existencia religiosa individual, en la devoción intima sin ostentación o hipocresía.

“Mas tú” (el Señor utiliza el singular, teniendo en vista la aplicación personal) “cuando ores, entra en tu aposento y… ora a tu Padre que está en secreto”.

Oremos al Señor con sinceridad, humildad y contrición. El señor oirá nuestra súplica y nos extenderá su mano, y nos bendecirá ricamente con las bendiciones de su infinito amor.

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