Por Víctor Cruz
Somos de una época en la cual la originalidad, la imaginación, la inspiración o la ingeniosidad se vinculan de manera cada vez más directa a una parte de la economía dirigida por símbolos, textos, sonidos e imágenes: la economía creativa, uno de los campos mas dinámicos de la economía mundial, que se posiciona al mismo tiempo, como un espacio estratégico para el desarrollo y el futuro de las identidades culturales.
El símbolo de los pinos nos da el entendimiento de un “Renacimiento Dorado”, perdón así habla mi jefe, cuando se trata de este hermoso proyecto económico y político denominado: cooperativas.
Ante esta realidad, la promoción y protección de los derechos así como de la diversidad cultural se torna compleja, sobre todo ante la lógica mercantilista y de entretenimiento que rige las industrias culturales corporativas, la cual tiende a desvalorizar las expresiones culturales de sus contenidos de afirmación identidaria subordinándolas a la renta de la especulación mediática.
Inclusive, esta lógica mercantilista ha vinculado el concepto de desarrollo con una visión modernizadora y homogeneizante en la cual generalmente se considera a la diversidad como un obstáculo.
En este sentido, considerando la independencia de la dimensión social y económica de la cultura, el papel del Gobierno resulta inevitable para diseñar e implementar aquellas políticas que generen las condiciones de posibilidad para que los diferentes actores culturales se expresen, se relacionen entre sí y lo hagan en condiciones de mayor igualdad.
Anoche, mientras preparaba los materiales informativos para la producción del programa de televisión que produzco y conduzco para el Canal 51 de Televisión escuchaba una información a través de Radio Comercial que decía que el IDECOOP asumía la compra y la comercialización a través de la Cooperativa de los Productores de Grano del Valle de San Juan. ¡Carajo! Sentí una alegría, por fin el presidente comenzó a caminar por el camino que debió haber transitado hace mucho tiempo.
Excúsenme queridos lectores era que yo estaba soñando.
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