martes, 15 de septiembre de 2009

EL SECRETO DE LA FELICIDAD

Se han revuelto turbaciones sobre mí, combatieron como viento mi honor y mi prosperidad paso como nube (Job 30:15)

Por Víctor Cruz

Miles de personas, como náufragos de la esperanza, buscan anhelosamente entrar en el gozo de la felicidad, pero, desafortunadamente, la mayoría de las veces encuentran el infortunio y la desesperación. ¿Por qué? Porque la felicidad no está en el dinero.

J. White, financista y millonario inglés, después de una existencia tumultuosa, se suicidó. Dejo una carta explicando las razones de su decisión: “Un día se sucede al otro con parecida monotonía y cada persona tiene los mismos deseos, más dinero, mas placeres y menos trabajo… mi cabeza delira… veo toda la locura de mi vida…. ¡Basta!

La felicidad…

– No está en el placer. Lord Byron (1788-1824), vivió intensamente los placeres voluptuosos de la carne. Sin embargo, al llegar al final de su existencia, dijo: “los gusanos, gangrena, el cáncer, la frustración y la ruina son mi suerte”.

– No está en la belleza. Marilyn Monroe (1926-1962), el gran mito de Hollywood, a pesar de su singular belleza, fue una sombra inquieta carente de paz interior. Con 25 píldoras de Nembutal, puso fin a su existencia atribulada por devastadoras neurosis.

– No está en la incredulidad. David Hume (1711-1776), sintiendo sobre su cuerpo enfermo las garras frías de la muerte, declaró: “Estoy asustado y confundido al ver la triste soledad que mí filosofía produjo. ¿Dónde estoy? ¿Hacia dónde voy? Tantas preguntas me confunden y comienzo a percibir que estoy en condiciones deplorables, envuelto en densas e impenetrables tinieblas”.
Pero, ¿dónde se encuentra la felicidad? La repuesta es simple e inequívoca: únicamente en Cristo. Él prometió: “…os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo” (Juan 16:22).

Una vida con Cristo continúa siendo la mayor fuente de alegría, el secreto de una existencia feliz. “El amor que Cristo infunde a todo nuestro ser, es un poder vivificante. Libra al ser de culpa y tristeza, de la ansiedad y congoja que agotan las fuerzas de la vida. Con él viene la serenidad y la calma, implanta en la persona un gozo que nada en la tierra puede destruir”.

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