Cristo es el todo, y en todos (Colosenses 3:11)
Por Víctor Cruz
En las religiones no cristianas, no existe una inquebrantable relación entre ellas y sus fundadores, mientras que en la fe cristiana está relación es vital. Se puede eliminar a Buda del budismo, y la doctrina del budismo sobrevivirá con sus cuatro verdades nobles. Se puede eliminar a Mahoma del islamismo y el islamismo permanecerá sin cambios con sus cinco pilares de acción. Se pueden eliminar las divinidades del hinduismo, como Krisna, Rama y otras, y aun así su filosofía podrá sobrevivir. Pero si eliminamos a Cristo su evangelio, no quedara ninguna doctrina. Pues el evangelio es Cristo. Esta convicción llevó al apóstol Pablo a declarar: “Cristo es el todo y en todos”.
Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). Él no dijo: “Les mostraré el camino; les enseñaré la verdad; les daré la vida”. Lo que él dijo con indiscutible claridad fue: “Yo soy el camino y la verdad, y la vida”. Aceptarlo es estar en el camino; aceptarlo es tener la verdad; aceptarlo es vivir eternamente.
Un musulmán del África aceptó el cristianismo y algunos amigos le preguntaron; “¿Por qué te hiciste cristiano?” Él respondió: “Bueno la razón es la siguiente: Supongamos que estuvieran caminando por la carretera y de repente llegaran a una encrucijada de caminos por la carretera y de repente llegaran a una encrucijada de caminos sin saber que dirección tomar. Supongamos todavía que, justo allí, en el cruce, hubiera dos hombres, uno muerto y otro vivo. ¿A cual de los dos le pedirían orientación?”
Había descubierto la diferencia suprema. Confucio, Mahoma, Buda, Rama y otros vivieron, murieron y se retiraron del escenario de la historia. Jesús vivió, murió, resucitó y gloriosa verdad, vive hoy para interceder por nosotros. El cristiano adora a un Dios vivo. Esta es la gran diferencia.
Cristo no es solamente nuestro maestro y Ejemplo; es también nuestro Salvador y Redentor. Puede vivir en nosotros hoy, si se lo permitimos. Debemos capacitarnos para vivir en sus pasos. Y al final nos hará la vida eterna.
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