viernes, 27 de marzo de 2009

EL PUN UN VIAJE DE PRIMERA, SEGUNDA O TERCERA CLASE

Y crecía la palabra del Señor y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente (Hechos 6:7)
Por Víctor Cruz

En los días de las diligencias tiradas por caballos, un hombre fue informado de que había una caballería de primera clase otra de segunda y la otra de tercera clase; como todos los bancos le parecían iguales, decidió comprar un pasaje de tercera clase, por ser evidentemente más barato.

Durante algún tiempo, a lo largo del viaje, todo marchó normalmente y él se felicitó por haber hecho una razonable economía; pero poco después llegaron al pie de una escarpada subida y el cochero, deteniendo la marcha del carruaje, gritó: “Los pasajeros de primera clase pueden permanecer en sus lugares; los de segunda deben descender y andar a pie, los de tercera deben bajarse y empujar la diligencia”.

Para el Partido de la Unidad Nacional la mayor necesidad de hoy es la de pasajeros de tercera clase, personas que estén dispuestas a empujar con celo y vigor. Hay muchos entre nosotros que actúan como pasajeros de primera clase, que solamente miran el trabajo de los otros. Hay otros que se asemejan a los de segunda clase, estos siempre están listos para andar, pero raramente se disponen a empujar. Son los de tercera clase los que llevan la carga con entusiasmo y devoción.

Para el Partido de la Unidad Nacional en sus primeros ensayos electorales en la República Dominicana fue de crecimiento al grado de sobrepasar los 50,000 en las elecciones antes pasadas, llegando colocarse esta institución política en ser codiciada por muchos. Hoy después de la alianza con el partido oficial esta organización ha crecido y se ha desarrollado con pasajeros de primera clase olvidándose ella de que la fortaleza institucional descansaba en los actores que iban en la carreta de tercera clase.

Esta reflexión la hago en momentos en que nuestro presidente el licenciado Pedro Corporán ha introducido cambios significativos en las estructuras orgánicas del PUN.

¡Que vivan aquellos que van en la carreta de tercera clase! Porque de ellos depende el sueño y la magia del creador.

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