Rosario Espinal
La anunciada reunificación del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), a fines de 2008 es un acontecimiento político curioso.El partido estaba moribundo y de repente aparecieron los “disidentes”, reformistas-funcionarios del gobierno, protagonizando una supuesta unificación con los dirigentes que nunca se marcharon.
¿En qué se sustenta esta reunificación? No se ha producido una renovación ideológica, los reformistas no han encontrado un líder que les provea entusiasmo electoral, las arcas del partido tocan fondo, y los reformistas-funcionarios no han renunciado a sus puestos en el gobierno ni tampoco han sido cancelados.
Entonces, ¿de dónde proviene la anunciada reunificación? Sin duda, a los reformistas les encantaría encontrar su propio líder: quien los unifique, concite apoyo electoral, y los lleve de nuevo al poder como en los buenos tiempos de Balaguer.
Pero no lo han logrado, y muchos avispados se pegaron de Leonel Fernández.
Por su parte, para ascender electoramente, el Partido de la Liberación Dominicana tenía que conseguir votantes del Partido Revolucionario Dominicano o del PRSC. Después del “Frente Patriótico” en 1996, y la muerte de Balaguer en el 2002, el PLD decidió echar suerte con los balagueristas.
Reunificación dudosa. Ante las carencias actuales del reformismo, no hay unificación posible sin el aval del presidente Fernández.
Para ilustrar, si en el PRSC hubiese un proceso real de reunificación, el gobierno cancelaría a los reformistas-funcionarios para detener el proceso, porque al PLD no le conviene enfrentar dos partidos fuertes en la oposición.
Entonces, ¿por qué no cancela el gobierno a los reformistas-funcionarios que han vuelto al PRSC? Porque le conviene la reunificación.
Primero, los dirigentes del PLD no están interesados en dar cobija a los dirigentes reformistas en su estructura partidaria, donde mantienen un alto nivel de control y exclusión, incluso con respecto a los peledeístas. El Comité Político no cambia.
Segundo, un PRSC pequeño, donde los reformistas-funcionarios tengan incidencia en la toma de decisiones, facilita que el gobierno pueda utilizarlo para sus fines político-electorales.
Tercero, el PRSC carece actualmente de amplios recursos para sostenerse y financiar campañas. Perdió el gran financiamiento público porque no obtuvo 5% de los votos en el 2008, y el financiamiento privado no fluirá mientras no aparezca un líder con posibilidades de triunfo real. Sólo el gobierno puede ofrecerle amparo económico para las elecciones de 2010.
Cuarto, para que el PLD pueda competir eficazmente con el PRD en el 2010, y posiblemente en el 2012, necesitará aliados políticos. El PRSC es el principal partido minoritario en la actualidad.
Quinto, si el presidente Fernández decide postularse nuevamente en el 2012, el apoyo reformista será crucial.
“Vuelve y vuelve”. A diferencia de los peledeístas, que no han resuelto su postura con respecto al tema de la reelección, los reformistas son adictos al vuelve y vuelve.
Que quede claro, el PRSC sigue moribundo, aunque por el momento haya resucitado artificialmente para servir a los propósitos del gobierno peledeísta, a cambio de que sus principales dirigentes preserven alguna cuota de poder después de las elecciones del 2010.
La relación entre el PLD y el PRSC se reforzará en la medida que el PLD se mueva en una dirección más personalista y pueda ofrecer certeza de beneficios clientelistas.
Al contrario, si el PLD se institucionaliza democráticamente y permite una real competitividad interna para elegir candidatos, posiblemente perderá apoyo de los dirigentes reformistas.
Es una lógica perversa desde el punto de vista democrático. Pero como el PLD ha buscado aliados conservadores para gobernar, su lógica de poder parece estar cada vez más sellada por el personalismo, el mesianismo y el clientelismo que han marcado la política dominicana per omnia secula seculorum.
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