jueves, 12 de noviembre de 2009

EL AMOR AL DINERO

Raíz de todos los males es el amor al dinero
(1 Tim. 6:10)
Por Víctor Cruz

En la fría mañana del 18 de febrero del 1902, llamas de origen desconocido irrumpieron cerca de la farmacia del Sanatorio Cristiano de Battle Creek, transformándolo en pocas horas en un inmenso holocausto. La comunidad cristiana que vivía en sus cercanías acompañó consternada el gran incendio que destruyó la mayor institución denominacional de aquel tiempo.

A pesar del gran esfuerzo por contener la furia de las llamas, la guarnición del cuerpo de bomberos asistió impotente a la total destrucción del edificio principal, con cinco pisos, y otras estructuras menores que ofrecían servicios de apoyo a las actividades generales de la institución.
Los 400 pacientes que estaban internados fueron rescatados providencialmente. No hubo que lamentar víctimas, excepto un paciente que imprudentemente, decidió regresar al edificio en llamas para recuperar algunos valores que representaban las economías acumuladas durante varios años. Ese procedimiento temerario le costó la vida. ¡El amor al dinero cobró un alto tributo!

Un ateniense llamados Crates, poseedor de una gran fortuna, lanzó todo su oro al mar mientras decía: “Antes que me pierdas, te destruyo”. Hubiera procedido mejor si lo hubiera usado para el bien, pues el oro es mal señor, pero es buen siervo. Para muchos es un peligro, pero para otros es una bendición, si es usado con sabiduría.

Alguien definió la riqueza como la “aspiración de todos, la realización de pocos, y la ruina de muchos”. Sí, son muchos los que se consumen de acumular riquezas. Se apegan al dinero con amor egoísta. Esta fue la infeliz experiencia de Romero, descrita en el siguiente verso citado por Enrique Chaij en Lo mejor de la vida, pagina 34:

“En su juventud gastó su salud buscando dinero.
En su senectud gasto su dinero buscando salud.
Ya sin dinero, y ya sin salud,
¡ahí va Romero, en un ataúd!

Uno de los cuadros más impactantes que encontramos en la biblia es el joven rico, que salió de la presencia de Cristo con los bolsos llenos de dinero pero con el corazón vacio. ¡El dinero fue su ruina!

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