Prepárate para venir al encuentro de tu Dios.
(Amos 4:12)
(Amos 4:12)
Por Víctor Cruz
El texto de hoy nos invita en suaves acentos a prepararnos para el encuentro con Dios. Sin embargo, nuestra generación –cansada por la aparente demora, entorpecida por los “cuidados de esta vida” –parece inclinada a perder la fe en el cumplimiento de la “bienaventurada promesa”.
La conmovedora historia de Fido, contada por el pastor G. Cupertino, nos ofrece una oportuna lección a nosotros, a quienes la Palara exhorta a prepararse para el gran encuentro.
La conmovedora historia de Fido, contada por el pastor G. Cupertino, nos ofrece una oportuna lección a nosotros, a quienes la Palara exhorta a prepararse para el gran encuentro.
Fido era un perro que sentía un gran apego por su dueño, e l propietario de una casa de negocios en Toscana, Italia. Todos los días el fiel Fido acompañaba a su amo hasta la parada del ómnibus y lo esperaba al caer la tarde cuando regresaba. Sin embargo un día, durante un implacable bombardeo aéreo en ocasión de los días sombríos de la Segunda Guerra Mundial, el dueño de Fido murió trágicamente. A la tarde, el ómnibus volvió trayendo a unos pocos pasajeros asustados por los horrores de la guerra, pero el dueño de Fido no estaba entre ellos. Nunca más regresaría.
La guerra terminó y el ómnibus parando todas las tardes en aquel mismo lugar. Pero entre pasajeros que descendían, Fido, inconsolable, no encontraba a su señor. Pasaron los días, los meses y los años, pero Fido no se cansaban en al espera. Día tras día la esperanza parecía que renacía en su corazón; noche tras noche regresaba con la cola caída, expresando en forma conmovedora su solitaria tristeza.
Este dedicado animal nos ensena una elocuente lección. Al igual que él, no nos debemos cansar en nuestra espera. Aunque el tiempo nos parezca demasiado largo, aparentemente sin termino, la inspiración nos exhorta: “Aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará… mas el justo por su fe vivirá” (Hab. 2: 3, 4). Sí aquel día se acerca: “Aun un poco mas y veremos al Rey en su hermosura. Un poco mas y enjugará toda lagrima de nuestros ojos. Un poco mas y nos presentara delante de su gloria irreprensibles, con grande alegría”.
Algunos perdieron la fe y bajo la influencia del secularismo, afirman: “Mi señor se demorará”. Pero vosotros que amáis la “bienaventurada promesa”, alegraos y exultad, porque “cercano esta el día grande de Jehová, cercano y muy próximo” (Sof. 1:14).
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