martes, 13 de octubre de 2009

CREYENTES ADORMECIDOS

“Conociendo el tiempo que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.”
(Romanos 13:11)

Por Víctor Cruz

Lutero, el gran genio de la Reforma de la Iglesia Católica, contó la siguiente parábola: Un día Satanás convocó a sus emisarios para que dieran cuenta de sus actividades.

− Yo − dijo uno de ellos − excité a las fieras del desierto y las lancé contra una caravana de cristianos, y ahora todo lo que queda son sus huesos dispersos sobre la arena.

− Muy bien − dijo el diablo −, ¡pero ellos están salvados!
− Yo − añadió otro − levanté una tempestad en el mar, llevando al naufragio un barco lleno de cristianos, y casi todos murieron.

− ¡Fantástico! − exclamó el maligno − ¡Pero ellos están salvados!

− Yo − dijo el tercero − traté durante más de diez años de que un creyente bajara la guardia; y por fin lo conseguí, y ahora él duerme un sueño calmo y profundo.

Entonces Satanás soltó un grito de alegría y las potestades del infierno se unieron en un cántico de gozo y de triunfo. Hacer adormecer a un creyente, destruir su celo, he ahí la gran estrategia de Satanás.

Elena White, la sierva de Dios, dice: “Exhorto a todos los que descansan despreocupadamente en su actual estado de muerte espiritual, a que despierten y se levanten de los muertos, y Cristo los alumbrará. Muchos descansan tan contentos como si la nube de día y la columna de fuego de noche los protegiera y los guiara. Muchos profesan conocer a Dios, y sin embargo los niegan en sus obras.”

En algunas regiones del África, la picadura de cierto género de moscas denominadas Tsé – Tsé causa la llamada “enfermedad del sueño”. Sin embargo, todavía más destructivo que la “enfermedad del sueño”, es el adormecimiento espiritual. Son muchos los cristianos que sufren accesos irresistibles de sueño y apatía religiosa. ¡Cuánto necesitan ellos la terapia divina!

“Es ya hora de levantarnos del sueño”. El apóstol Pablo utiliza una metáfora basada en las acciones de un soldado romano que, tan pronto como el día comenzaba a aclarar, se despertaba y, vestido con su uniforme militar, salía y saludaba alegremente el nuevo día.

¡Despertemos para saludar la mañana gloriosa que en breve aparecerá!

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