lunes, 22 de marzo de 2010

ITO BISONÓ PARTICIPA EN LA MARCHA-CARAVANA DEL PLD

SANTO DOMINGO, D. N.- En las últimas semanas hemos visto a varios diputados pasarse de un partido al otro, y a otros alinearse con distintas alianzas políticas. En el Congreso Nacional, hemos observado cómo varias renuncias de legisladores de diferentes partidos políticos, muchas veces ocasionadas por desconfianza e intereses propios, han ocurrido antes de vencer el plazo para la inscripción de candidaturas ante la Junta Central Electoral el 17 de marzo. Sobra decir que estos acontecimientos evidencian un claro desgaste en las propuestas, la cohesión y la gestión de los partidos políticos, así como una escasez de ideología y debate en nuestro país.

En República Dominicana, los partidos se han convertido únicamente en estructuras de poder, que han sucumbido ante los desacuerdos internos y los conflictos personales, sumando a la falta de propuestas y el olvido de los constituyentes.

Las democracias civilizadas tienen en el respeto a las instituciones uno de sus principales mandatos, ya que esas instituciones definen el orden y la organización, así como una escala de reglas y valores que aseguran la libertad de los individuos. Y entre estas instituciones, los partidos políticos son de las más fundamentales, ya que permiten agrupar objetivos, valores e ideas.

No podemos ser ingenuos y afirmar que en países con altos niveles de madurez democrática no existen las renuncias, discrepancias y conflictos personales entre las bancadas. Pero la diferencia es que en las democracias eficaces, estos asuntos no restan movilidad a la legislación, o por lo menos no se convierten en una distracción dentro del proceso legislativo. Algunos ejemplos son el parlamento inglés, y también los de Austria, Alemania, Francia, Suecia, Suiza y España. Pese a las trabas y diferencias que existen en cualquier Congreso, estas naciones mantienen sus debates legislativos en marcha y se enfocan en una visión ambiciosa a largo plazo.

En teoría, muchas veces se habla de partidos de centro izquierda, centro derecha y de los radicales como minorías, pero en la práctica los partidos funcionales mantienen una discusión ideológica que es necesaria para cualquier iniciativa en la política pública.

Asimismo, las fuerzas políticas necesitan expresarse libremente y hacer compromisos en sus diferencias mediante el voto ciudadano.

El Congreso Dominicano tiene que lograr una dinámica de dirección política parlamentaria como la descrita, y las distintas fracciones asumir un programa productivo para la construcción y aprobación de una agenda parlamentaria concreta. Sin un énfasis en las ideas, valores y propuestas para mejorar el país, será cada vez más difícil fortalecer el debate parlamentario y el vigor de nuestra democracia.

En fin, es hora de que los partidos políticos evolucionen y se concentren en la legislación necesaria a largo plazo, por el bien de nuestro sistema democrático.

Necesitamos ser un país donde se respete cada vez más la división de poderes y la legitimidad institucional, y donde el Congreso siga fortaleciendo su eficacia y transparencia. Así lo pide el pueblo dominicano, por lo que tenemos que asegurarnos de brindar un liderazgo efectivo, en vez de riñas y desacuerdos internos que demoran el avance de nuestra nación.

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