miércoles, 1 de abril de 2009

COOPERATIVISMO IMPULSA, PROMUEVE Y ANIMA LA CONSTRUCCION DE BASE SOLIDA DE INTEGRACION DE UNIDAD NACIONAL

Por Víctor Cruz

Todo proceso de integración y/o convergencia hacia la unidad nacional del pueblo dominicano deberá asumir como factor fundamental de coherencia, un profundo sentido anti-imperialista y un sistemático rechazo de toda forma o intento de alineamiento en las aéreas de influencia de las potencias hegemónicas mundiales. El imperialismo (en sus diversas formas) es la causa central del lamentable orden internacional vigente, que favorece a minorías y margina y oprime a la inmensa mayoría de nuestros pueblos. Cualquier intento de dominación imperialista condiciona, neutraliza y hace abortar los esfuerzos históricos de nuestros pueblos por el pleno ejercicio de los derechos y libertades democráticas.

Vivimos en una etapa de reajustes y restauración operativa de los imperialismos a nivel mundial. Nuevos instrumentos y formas de dominación y dependencia están siendo ensayados y junto a otros, maquillados y modernizados, intentan mantener e incrementar los controles hegemónicos por parte de los Estados Unidos. Manejando aun la figura alternativa liberadora y negociando paralelamente con los Estados Unidos el espacio geopolítico, la Unión Soviética no abandona sus intentos de avanzar y consolidar sus espacios de dominación en la región latinoamericana.

EL COOPERATIVISMO que orientamos tiene líneas claras, orienta su acción contra toda la forma de imperialismo, independientemente de cualquier justificación ideológica y rechaza todo intento de alineamiento, provenga del exterior o de sectores latinoamericanos que operan en función de intereses internacionales de dominación y hegemonía.

El proceso de integración de unidad nacional pasa necesariamente por la promoción y defensa de un no-alineamiento activo, crítico y creativo; ello conlleva un permanente rechazo al alineamiento que se promueve y desarrolla al interior del Movimiento Cooperativo como una baja forma de sometimiento y entrega a intereses extranjeros y a la aritmética del Sector Bancario Nacional. En este aspecto cabe diferenciar la situación entre el pueblo organizado a través de las cooperativas que deben sufrir de entrega y de alineamiento, de los dirigentes entreguistas que las generan.

Esta forma de colonialismo (político, económico, social y cultura) y todo intento de discriminación basada en aspectos sociales, religiosos de raza o nacionalidad y la aceptación de modelos preconcebidos en función de intereses externos, están profundamente reunidos con la democracia. La vigencia de antiguas y nuevas formas coloniales o de discriminación en la región latinoamericana atenta contra el más efectiva proceso de integración de nuestros pueblos y por eso las rechazamos y condenamos.

El proceso de integración del Movimiento Cooperativo Nacional y Latinoamericano debe tener punto de partida y asumir, como elemento fundamental de inspiración, los esfuerzos para recuperar y recrear la identidad cultural del pueblo latinoamericano. En esencia el proceso de integración no es más que un proceso para reconquistar y promover la razón de ser, la capacidad de auto-juicio histórico que los pueblos latinoamericanos debe asumir en forma madura y permanente.

En esta perspectiva debe promoverse y facilitarse el encuentro de sectores, organismos que, de una u otra manera, se propongan la recuperación, profundización y recreación de los basamentos culturales que sostienen la identidad histórica de nuestro Movimiento Cooperativo Nacional y Latinoamericano entre ellos, el trabajo y sus manifestaciones organizadas, como factor determinante en la generación de cultura, no sólo deben estar presentes, sino transformándose en eje de dinamización en la indispensable convergencia y reelaboración cultural latinoamericana.
Este proceso de integración de unidad nacional debe ser asumido por las cooperativas también como un punto de referencia o factor de convocatoria de expresiones no-alineadas y creativas del pensamiento latinoamericano, ya sea en el área de las ciencias sociales, de la cultura de las expresiones éticas o religiosas. La confluencia de formas de este pensamiento latinoamericano, y sus propios actores nos debe facilitar la elaboración de una nueva visión del nacionalismo latinoamericano, como expresión del pensamiento político de una identidad cultural que no necesita y rechaza formas extranjerizantes de pensar, decidir y hacer.

Este proceso de integración regional pasa necesariamente por el apoyo, plena participación y esfuerzos para garantiza la redimensión de todos los proceso de integración subregional existentes. Es indispensable superar las visiones parciales, unilaterales y privatizantes de estos proceso, para incorporar y dar prioridad en los mismos a los aspectos socio-económicos, culturales y de participación social, como garantía indispensable de una efectiva integración y consolidación de los mismos.

En el cooperativismo de hoy se hace necesario promover y desarrollar un efectivo proceso de unidad de acción entre las diferentes expresiones del Movimiento Cooperativo Nacional y Latinoamericano con el fin de asumir en forma conjunta, objetivos y realizaciones en el marco de la consolidación democrática, la construcción de un modelo alternativo de desarrollo y la integración regional. Sin lugar a dudas, este proceso de unidad nacional y regional debe hacerse en el marco de un efectivo no-alineamiento y un profundo respeto de las identidades institucionales. Todo alineamiento presente en el proceso unitario lo fragiliza, desnaturalizando muchas veces su acción y restando fuerza a la capacidad de lucha del Movimiento Cooperativo.
El cooperativismo y sus organizaciones desde su mismo nacimiento han asumido como centro de pensamiento y de acción toda la problemática de la integración y la unión latinoamericana. La esencia misma del proyecto político-histórico de las Cooperativas se inspira en la visión de la clase que produce riqueza y que aspira a desarrollarse sobre la construcción de la PATRIA GRANDE LATINOAMERICANA. En las actuales circunstancias regionales consideramos indisolubles el proceso de democratización, los esfuerzos y la lucha por generar y ejecutar un modelo alternativo de desarrollo y lo que pueda significar avances en materia de integración latinoamericana.

El cooperativismo no puede seguir siendo un instrumento para que los ricos se hagan más ricos convirtiéndose las cooperativas en agencias de recaudaciones de capitales olvidando su esencia de autodeterminación y realización de los pueblos.

Cuando nos referimos a este tema a la dimensión Sur/Norte, estamos hablando de elementos de orientación para la Política y Estrategia de las cooperativas en la perspectiva de relación de la América Latina incluid dentro del Sur sub-desarrollado en sus relaciones con el llamado Primer Mundo (el Norte) conformado por los países llamados desarrollados ya sean estos de la órbita occidental o de orientaciones estadistas.

El desarrollo histórico de nuestras sociedades nos muestra (independientemente de un análisis de factores causales) la existencia de países denominadas desarrollados ubicados en el hemisferio Norte de nuestro planeta; y la gran mayoría de las naciones (y por supuesto la gran mayoría de la población mundial) denominada sub-desarrolladas y ubicadas mayoritariamente en el hemisferio sur. Por otra parte, los avances logrados por el hombre en el área científico-técnico, nos presentan hoy un mundo más interconectado e interdependiente.

“Buscar una superioridad económica, militar o política a costa de los derechos de otras naciones, pone en peligro cualquier perspectiva de verdadero desarrollo y de paz verdadera” (Juan Pablo II). Esta afirmación que compartimos plenamente, muestra la enorme responsabilidad que le cabe a los países denominados desarrollados por la situación y perspectiva de los países menos favorecidos y desposeídos del planeta.

Sin lugar a dudas, esta situación de sub-desarrollo a nivel del Tercer Mundo, es una causa directa del desarrollo de los países del denominado Primer Mundo. Vivimos en una etapa en la historia del mundo donde vuelven a imperar los factores que dieron lugar a la denominada Guerra Fría, posterior a la Segunda Guerra Mundial. La crisis larga y compleja, que sacude la actual economía mundial; las contradicciones en el Movimiento de los no-alineados; la imposibilidad de organizar y consolidar el dialogo Sur – Sur (entre los propios países del Tercer Mundo para tener poder real y decisivo frente a los países del Norte); todo esto ha provocado un grave estancamiento en las negociaciones entre los países ricos y pobres del mundo para poner en marcha un sistema de justicia social internacional.

En el periódico Hoy primero de Abril titula la situación de la República Dominicana en el BID dice país va hacia la recesión, estas declaraciones del señor Bengoa quiere destacar que “se está generando una bomba social en América Latina eso que está sucediendo en la R. D. de que vamos a una recesión inevitablemente”.

La República Dominicana pidió ayer convocar a una asamblea extraordinaria del BID en junio próximo ante la bomba social que podría estallar en Latinoamérica por el impacto de la crisis económica mundial. Convocar a una asamblea extraordinaria en junio porque va a ser muy tarde, dijo el ministro de Hacienda en la República Dominicana, Vicente Bengoa, durante la segunda sesión plenaria de la 50 Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo de Medellín, Colombia. Por otra parte, la Convocatoria del Segundo Foro Cooperativo Dominicano, convocado por el Sector Cooperativo, debatirá los efectos de la crisis por la que atraviesan las economías más sólidas del mundo y los retos que esto implica para sus instituciones, en el marco del Segundo Foro Cooperativo Dominicano ante la Crisis Financiera. El encuentro se iniciará el próximo 05 de Abril a las 09:00 de la mañana en la Casa Club Bayacanes, la Vega, con la Coordinación del Consejo Nacional de Cooperativas (CONACOOP).

Felicitamos al Segundo Foro y al mismo tiempo exhortamos a seguir hablando de justicia social internacional que nos permita abrir la necesidad de compartir y promover un nivel de desarrollo estable, especialmente en los países sub-desarrollados. Este proceso de desarrollo, buscando armonizar las condiciones del Primer Mundo con las condiciones del Tercer Mundo, pasa necesariamente por la puesta en vigencia de una efectiva solidaridad. Pensar en un desarrollo integral en base a la solidaridad significa crear condiciones que protejan y defiendan la legítima libertad de las personas, la justa seguridad de las naciones.

Sin esta libertad y seguridad no pueden darse condiciones valederas para ningún tipo de desarrollo sostenido que responda a las necesidades y aspiraciones de los pueblos. No solamente los individuos, sino también las naciones, deben tener la posibilidad de tomar parte en las opciones que les afectan, la libertad de la que deben gozar las naciones para asegurar su propio crecimiento y desarrollo como miembros de pleno derecho de la familia humana, dependen de su respeto recíproco.

En consecuencia, es de suma importancia profundizar sobre criterios y orientaciones, a través de los cuales una política y estrategia de relaciones entre las Cooperativas de América Latina con el Norte de América desarrollando un hacer no sólo, a su historia marcada por el factor de la dependencia sino fundamentalmente a su futuro como un elemento determinante; no sólo del desarrollo latinoamericano, sino también de la paz mundial que debe promover el cooperativista en estos momentos en que los actores que han producido la crisis y sus aritméticas han fallado, porque está en juego el hombre y ahí está el gran proyecto de economía solidaria en el COOPERATIVISMO HOY, MAÑANA Y SIEMPRE.

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