Desde los tiempos de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, el enemigo número uno de Dios ha sido la tradición, el legalismo, las costumbres y ritos humanos que el hombre en su naturaleza desviada entiende como regla, y como religión.
Sin embargo, nada más lejos de la verdad, ya que la relación con Dios no la constituye una serie de reglas y ritos, sino una verdadera actitud de humildad y adoración buscando su presencia y en obediencia a sus mandatos.
Es más fácil cumplir con reglas externas que rendir un corazón ante el Creador del universo, entendiendo su grandeza, su bondad, su amor y misericordia, entendiendo lo pequeño que somos y el privilegio que nos otorga al ser alcanzados por su gracia.
El Señor Jesús, refiriéndose a los fariseos de aquellos tiempos, cuyo corazón no estaba rendido a Dios, y sin embargo cumplían con las leyes de Moisés y los profetas citó las Palabras de Jehová en boca del profeta Isaías Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí porque mandan como doctrinas mandamientos de hombres.
A pesar del tiempo transcurrido y del sacrificio de Cristo en la cruz del calvario, a pesar de que la Palabra de Dios ha sido traducida a varios idiomas y dialectos, a pesar de que es transmitida por todos los medios de comunicación, a pesar de que se puede obtener en cassette, dvd, cd, y hasta en sistema braille, todavía persiste la ignorancia del hombre a la voz de su Creador.
Así vemos como la gente corre de aquí para allá, de una religión a otra, de una congregación a otra, y no busca la verdad en la fuente cuyas aguas le quitaran esa sed que persiste en su interior y que solo puede ser llenada por Jesucristo y su Palabra.
Es lamentable que muchos aún cuando tienen la oportunidad de navegar en las dulces aguas del río de Dios, la desperdician por permanecer en sus propios criterios, en su propia inteligencia, y en sus deseos.
Dios quiere revelarse a nosotros, EL quiere mostrar las maravillas de su amor, pero como le vamos a conocer, si el cable que nos conecta a EL que es Jesús está roto, para escuchar la voz del otro lado del teléfono, primeramente debemos conectar el teléfono, chequear el tono, y abrir los oídos. DIOS, JESUS , no es una religión, es estar dispuesto a escucharle en oracion y ruego, es buscarle cada día, sabiendo que le encontraremos y recibiremos bendiciones abundantes de ese maravilloso encuentro que debe ser nuestra prioridad.
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